Neo-Paris. 2084.
Los recuerdos personales ahora se pueden digitalizar, comprar, vender y comerciar. Los últimos restos de privacidad e intimidad han sido arrastrados en lo que parece ser una progresión lógica del crecimiento explosivo de las redes sociales a principios del siglo XXI. Los ciudadanos mismos han aceptado esta sociedad de vigilancia a cambio de la comodidad que solo la tecnología inteligente puede proporcionar. Esta economía de la memoria da un poder inmenso sobre la sociedad a solo un puñado de personas.
Recuerda que es una aventura de acción de tercera persona donde los jugadores asuman el papel de Nilin, un