Antiguos monumentos alienígenas están dispersos por todo el universo como gotas de werkle arrojadas desde el extremo del flobber de Sopsabble… no, como pasas psicodélicas esparcidas a lo largo de un pastel espacial datrippiano… no, no, como tesoros exquisitos en una mina de Opudumm. La cuestión es que hay un montón de ellos. Y son la clave para gobernar las propias estrellas.