¡Ah, mi glorioso reino! Una tierra donde los campesinos trabajan, los mineros cavan y los caballeros entrenan... pero solo cuando los miro. ¡Mi mirada es la ley: el progreso prospera donde los observo, pero en el instante en que me doy la vuelta? ¡Pereza! ¡Caos! Debo elegir sabiamente: ¿debería enfocarme en los campos para la comida, en las minas para las riquezas o en los cuarteles para la defensa? Con recursos, incluso puedo ampliar mi mirada omnisciente, asegurando que mi reino prospere... y que nadie se tome a la ligera bajo mi mandato!