Un marinero condenado es naufragado en una isla desconocida. En los valles cubiertos de niebla, donde sonreen, los cadáveres de musgo se adhieren a los brazos oxidados, las figuras desgarrador comienzan a agitarse. Debajo de las estructuras desmoronadas, desgastadas por la sal, los pasillos laberínticos conducen al mal indescriptible, olvidado por el hombre.